martes, 23 de abril de 2013

Un baile de cortesía

Foto: Cylla Von Tiedemann

El fin de semana se presentaron en la sala Martín Coronado del Teatro San Martín tres coreografías del director neoyorquino Doug Varone interpretadas por su compañía. Ambas funciones fueron con entrada gratuita, como parte del programa DanceMotion USA. Se trata de una invitación del Departamento de Estado de los Estados Unidos para que cuatro conjuntos de danza de ese país salgan, simultáneamente, de gira por el mundo. A la compañía Doug Varone and Dancers le tocó en esta oportunidad mostrar sus producciones en la Argentina, Paraguay y Perú.

No es sorprendente que el Estado norteamericano apoye esta iniciativa, ya que es un espectáculo producido con recursos culturales que le son propios. Son coreografías originales, montadas sobre músicas que, a excepción de Mozart, también provienen de los Estados Unidos.

Y si bien las técnicas de danza contemporánea actual borran muchas fronteras nacionales, es innegable la influencia del jazz en el estilo coreográfico de Varone.

Tal vez lo más difícil de digerir en todo el programa fue la primera parte. Veintidós minutos de música minimalista no siempre encuentran eco en todos los oídos.

Lux es una obra creada por Varone en 2006, que toma la partitura The Light , de Philip Glass, con sus secuencias repetidas por la orquesta de un modo casi literal. Cuando suenan pocos instrumentos, hay pocos bailarines en escena. Si se trata de toda la orquesta, vemos a los ocho intérpretes sobre el escenario. Hay una luna anaranjada que va subiendo lentamente desde la línea del horizonte a lo largo de toda la acción. Y un clima lúdico y festivo sin demasiadas interacciones personales. La compañía muestra un envidiable estado aeróbico, que hacia el final de la obra empieza a modificarse y los vuelve más humanos, más cansados y lentos.

La segunda parte es exactamente lo contrario. Home es una coreografía triste e intimista. Sólo dos bailarines y dos sillas. Y la melancolía de la crisis terminal de una pareja, interpretada con corrección por Erin Owen y Lawrence Cassella. Allí el peso de la escena lo tiene la narración y la música pasa a un segundo plano.

Y eso es lo opuesto a lo que sucede después de un intervalo con Carrugi , el más reciente estreno de Varone, creado sobre Betulia Liberata , un oratorio de Mozart muy poco conocido.

Nuevamente Varone se deja llevar por la armonía de un modo literal. La compañía ilustra con movimiento, el clima de las voces que se suceden en las arias y recitativos, pero no se relaciona con lo que dicen las palabras. El tema del oratorio de Mozart es la resistencia de una comunidad relatada en la Biblia en el Libro de Judith. Pero aparece bailado de un modo más abstracto. Puede percibirse que se trata del conflicto en un grupo de personas. Pero también podría tratarse de los sobrevivientes de un naufragio.

Liz Prince creó un vestuario con modelos personalizados. Pero en todos los casos acude al perfil bajo, en las gamas de marrones, negros y grises y una comodidad confeccionada en algodón y lycra.

En síntesis, las tres obras fueron interesantes, pero poco sorprendentes. Las emociones fueron pocas. Y los aplausos fueron cordiales..


Nota publicada en La Nación el 23-04-13
http://www.lanacion.com.ar/1575293-doug-varone-and-dancers

sábado, 13 de abril de 2013

Maximiliano Guerra habla de Cármen


Maximiliano Guerra habla de su versión de Cármen, en Radio de la Ciudad - 13-04-13



Fui a ver la función y me gustó mucho. Este es el comentario que hice en la radio el 19-04-13