lunes, 24 de diciembre de 2012

Ceremonia de cierre



Tuve el privilegio de presenciar su despedida desde la primera fila

Esta es la crónica inmediata

http://www.lanacion.com.ar/1539755-eleonora-cassano-cautivo-a-una-multitud-en-el-obelisco

Este es el comentario emocionado

http://www.lanacion.com.ar/1539898-emotiva-despedida-de-eleonora-cassano

Este es recuadro sobre la participación de Julio Bocca

http://www.lanacion.com.ar/1539916-de-la-mano-de-un-gran-amigo


Tres abordajes de la misma noticia y sin embargo, en ninguno de los tres dije cuánto lloré en el pas de deux del primer acto. Ni que silbaba todas las melodías de los juguetes. Ni cuánto agradezco haber estado allí.

martes, 18 de diciembre de 2012

Un show colorido que no me convenció




Shen Yun es una compañía neoyorquina de danza clásica china, con tres elencos girando en simultáneo por todo el mundo. El que se presenta en Buenos Aires tiene 95 artistas en escena, incluida la orquesta que toca en vivo desde el foso.

Pero no se trata simplemente de una compañía de danza. Se presentan como instrumentos de una misión: "revivir los valores de la humanidad y transmitir el mensaje divino de una cultura milenaria".

El espectáculo promete un paseo por diversos paisajes de China y por cinco mil años de historia. Así es como se suceden danzas étnicas de diversas regiones y vastas referencias a antiguas dinastías.

Este viaje en el tiempo lleva tiempo: dos horas y media, con un intervalo de 15 minutos. Las veintidós escenas son hilvanadas por una pareja de presentadores bilingüe que explican de un modo bastante literal lo que se va a ver en cada caso. Shen Yun es el brazo artístico de Falun Dafa, una rama del budismo. Los himnos religiosos que entonan con corrección, pero poca emoción, las sopranos y tenores tienen traducciones proyectadas en la pantalla posterior. Así es como pueden leerse referencias directas a esta filosofía. Y en medio de las danzas con cinco mil años de tradición, insertan dos escenas situadas en la actualidad donde los practicantes de Falun Dafa entablan una lucha física contra la policía comunista. El programa de mano está escrito en castellano y chino, y reitera lo que dicen los presentadores, donde las referencias ideológicas aparecen de modo más lineal, como "el demonio rojo difunde mentiras".

Lo más interesante de todo el espectáculo es la música. Los compositores lograron una amalgama de las músicas occidental y oriental, cercana a las bandas de sonido de Hollywood. La orquesta es conducida con precisión por una directora de origen británico, que combina el esquema sinfónico con el sonido del Gong o del Erhu -ese violín de dos cuerdas y cuatro mil años de historia.

El vestuario merece un capítulo aparte. Las telas son exquisitas en su levedad, y la complejidad de sus bordados. Todos los cuadros tienen cambios de vestuario, casi siempre en colores complementarios y plenos. Y los trucos de giros y acrobacias favorecen el lucimiento de esas sedas, a los que el público entusiasta aplaude con admiración. Pero aunque hay cambio de colores, no hay matices. Shen Yun sufre una obsesión por la composición simétrica del espacio, el baile en círculos concéntricos y el uso repetido del canon. Los puntos más interesantes, coreográficamente hablando, son algunas de las danzas étnicas en las que incluyen elementos externos al vestuario como tazones o pañuelos voladores.

En síntesis, se trata de un espectáculo paternalista y reiterativo. Demasiado escolar para que lo disfruten los adultos. Demasiado extenso para que lo disfruten los chicos.


Nota publicada en La Nación el 18-12-12
http://www.lanacion.com.ar/1537918-un-paseo-por-diversos-paisajes-de-china

sábado, 1 de diciembre de 2012

Huellas en el agua


Trazas sobre trazas forma parte de un díptico del compositor argentino Martín Matalon, que se está presentando en el Centro de Experimentación del Teatro Colón. Esta obra coreográfica de Diana Theocharidis fue montada sobre Traces , un trabajo que combina instrumentos solistas y sus transformaciones electrónicas en vivo. El aire se va llenando de capas de sonido, que pueden provenir de una flauta, un corno o una marimba.

Y en el espacio escénico también se van superponiendo las capas de sentido.

Hay un primer plano, lleno de agua. Y otro más atrás. Y otro más. Y otro más.

La acción puede provenir de cualquier ángulo. Por eso se debe abandonar la pretensión de abarcarlo todo con la mirada.

Quien concurre asiduamente al Centro de Experimentación del Teatro Colón, ya conoce los desafíos que atraviesa cada nueva puesta: se trata de un espacio lleno de columnas y arcadas que obstaculizan la visión del escenario.

La iluminación de Gonzalo Córdova permite llenar de sentido esos puntos ciegos. Cuando no podemos ver un cuerpo, vemos bailar a su sombra, o al reflejo de las ondas que produce sobre el agua.

Los intérpretes se adaptan a la complejidad espacial, funcionando como una máquina bien aceitada. Entre ellos, se destaca la fuerza y plasticidad de Alina Marinelli.

Pero además suceden muchas cosas en simultáneo. Excepto cuando el actor Rodolfo De Souza despliega un monólogo escrito por Alan Pauls y se vuelve el único foco posible.

El Ensamble Ars Nova acompaña el movimiento, sin competir por la atención del público, excepto en la ejecución de la marimba Eve Payeur, que se vuelve hipnótica.

Observando la numeración no consecutiva de las partes musicales, queda flotando una pregunta: ¿podría haber quedado más sintética, si dejaba alguna otra sección fuera?

Diana Theocharidis suele incorporar el agua como un elemento de sus producciones. Incluso ya había inundado el Centro de Experimentación en la puesta de Transcripciones del año 2003. Es un elemento en el que se mueve con comodidad. Y al que sigue encontrándole sentido.

Porque el agua tiene un sentido metafórico. Y otro más profundo. Y otro más. Y otro más.



Nota publicada en La Nación el 01-12-12
http://www.lanacion.com.ar/1532189-el-agua-y-sus-sentidos-metaforicos