jueves, 22 de noviembre de 2012
Hacia la luz
Nelson (Ares) Barrios, de la Compañía de Andrea Servera
Foto de Eugenia Kais
Como una niebla es una obra autobiográfica y catártica. Hace siete años, Andrea Servera sufrió un accidente automovilístico que le quitó un año de autonomía y estabilidad. Pero no de movimiento. Dice en el programa de mano que, aún estando en terapia intensiva, le contaron que movía los pies incansablemente.
Para alguien que baila, quedarse quieto es igual a sentirse un pedazo de chatarra. Y eso se refleja en las imágenes proyectadas en la pantalla.
Como animales invertebrados por causa del dolor, muchos momentos de la obra suceden en el suelo del escenario, por lo que se vuelve imprescindible observar este trabajo con la perspectiva suficiente, desde las últimas filas de butacas.
La iluminación de Fernando Berreta es tan exacta que hasta los momentos de penumbras se pueden mantener con atención. Se trata de seres observados como insectos en el portaobjetos de un microscopio. De organismos vivos que, como las plantas, buscan la luz.
Servera se multiplica en otros cuerpos. Toda la compañía es su álter ego. De un modo compacto se vuelven cinco relatos que cuentan un solo dolor. Una sola nostalgia del movimiento perdido. Entre ellos se destaca la expresividad de Nelson Barrios, que lleva en sus manos las olas del mar.
Puede ser un espectáculo para compartir con adolescentes que estén interesados tanto en la música electrónica como en los bailes callejeros. Porque se trata de una fusión de estilos de hip hop y danza contemporánea que está admirablemente sostenida por la música de Sebastián Schachtel. El conocido compositor y acordeonista, proveniente del rock nacional, utiliza en este caso una base electrónica que combina instrumentos musicales con sonidos que remiten a diversos aparatos de diagnóstico médico.
Como una niebla es una obra inspiradora y emocionante. Todo aquel que quedó, por un tiempo, congelado en un problema de salud, puede sentirse identificado. Ojalá no se vuelva un monotema para esta valiosa coreógrafa.
Andrea Servera puede pararse sobre sus pies. Lo mejor que podría pasarle es encontrarse nuevamente con su deseo, lejos del dolor.
Nota publicada en La Nación el 22-11-12
http://www.lanacion.com.ar/1528966-autobiografica-y-catartica
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