Cuando llegué al Parque Saavedra para ver "Arenero" sonaba "Paraiso" de Spinetta y los Socios del Desierto. "... manchando lo que dios dispuso estás feliz", cantaba el Flaco desde los parlantes.
Muchas propuestas de intervenciones de danza se meten en espacios donde no hay gente en el medio. O en todo caso es gente que pasa, que circula, casi nunca que habita.
Y casi siempre las intervenciones site-specific las aprecian los adultos. Pero esto era un arenero, en un parque un domingo de sol a la tarde.
Y el arenero estaba atiborrado de infancias jugantes. Repletas todas su hamacas.
La gacetilla anunciaba que una vez terminada la función se invitaría a las familias a jugar con los baldes y la arena. La realidad anunció que toda la función estuvo intervenida por los chicos.
Bailarines haciendo fila detrás de los pibes que no pensaban dejar de jugar
Entonces, si bien la tarde se puso "libre, linda y loca" lo concreto es que también se puso frenada para el juego. Los bailarines se divirtieron un montón "manchando lo que dios dispuso". Se tiraron baldazos de agua en el tobogán. Plásticamente queda precioso.
Pero es un peligro para los pibes que no tienen el control del cuerpo de un adulto entrenado en baile. Y muchos se querían subir al tobogán empapado. Y hubo un par de gritos de "ni se te ocurra subir".
Los bailarines se colgaron cabeza abajo de todos los juegos, pensando que "los pibes son de goma".
No tanto.
"Ah, todo esto no es el paraíso
nunca entenderás como es la gracia
Y hoy con tus manos en el paraíso
luchando como Dios dispuso estás aquí
y las alas en el paraíso no te servirán
tendrás que darlas"
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